Sistema nervioso autónomo simpático y parasimpático
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Sistema nervioso simpático y parasimpático pdf
Figura 1: Resumen de las salidas neuronales autónomas simpáticas (A) y parasimpáticas (B) del sistema nervioso central. Figura elaborada por los autores, incorporando material de la 31ª edición de Gray’s Anatomy, 1954, y de Cannon y Rosenblueth Physiology of the Autonomic Nervous System, 1937.
El término sistema nervioso autónomo (SNA) se refiere a conjuntos de neuronas motoras (ganglios) situados en la cabeza, el cuello, el tórax, el abdomen y la pelvis, y a las conexiones axonales de estas neuronas (Figura 1). Las vías autónomas, junto con las vías motoras somáticas hacia el músculo esquelético y las vías neuroendocrinas, son los medios por los que el sistema nervioso central (SNC) envía órdenes al resto del cuerpo. También hay componentes del SNA en el SNC, como las neuronas preganglionares autónomas del tronco cerebral y de la columna vertebral que se proyectan a las neuronas motoras autónomas de los ganglios periféricos. A este respecto, las motoneuronas autonómicas preganglionares se distinguen claramente de las motoneuronas somáticas que se proyectan desde el SNC directamente al tejido inervado (músculo esquelético), sin que intervenga ningún ganglio.
Función del sistema nervioso autónomo
Algunos procesos que son modulados por los sistemas simpático y parasimpático pero que no son fácilmente etiquetados como de lucha o de reposo incluyen el mantenimiento de la presión sanguínea cuando se está de pie y el mantenimiento de los ritmos cardíacos regulares.
Las divisiones simpática y parasimpática suelen funcionar en oposición entre sí. Sin embargo, esta oposición es más bien de naturaleza complementaria que antagónica. A modo de analogía, se puede considerar la división simpática como el acelerador y la división parasimpática como el freno.
La división simpática suele funcionar en acciones que requieren respuestas rápidas. La división parasimpática funciona con acciones que no requieren una reacción inmediata. Considere el simpático como lucha o huida y el parasimpático como descanso y digestión o alimentación y cría.
Sin embargo, muchos casos de actividad simpática y parasimpática no pueden atribuirse a situaciones de lucha o descanso. Por ejemplo, ponerse de pie desde una posición reclinada o sentada supondría una caída insostenible de la presión arterial si no fuera por un aumento compensatorio del tono simpático arterial.
Ejemplos de sistema nervioso simpático y parasimpático
El sistema nervioso autónomo (SNA), antes denominado sistema nervioso vegetativo, es una división del sistema nervioso periférico que abastece al músculo liso y a las glándulas y, por tanto, influye en la función de los órganos internos[1] El sistema nervioso autónomo es un sistema de control que actúa en gran medida de forma inconsciente y regula las funciones corporales, como el ritmo cardíaco, la digestión, la frecuencia respiratoria, la respuesta pupilar, la micción y la excitación sexual[2] Este sistema es el principal mecanismo de control de la respuesta de lucha o huida.
El sistema nervioso autónomo está regulado por reflejos integrados a través del tronco cerebral hasta la médula espinal y los órganos. Las funciones autónomas incluyen el control de la respiración, la regulación cardíaca (el centro de control cardíaco), la actividad vasomotora (el centro vasomotor) y ciertos actos reflejos como la tos, los estornudos, la deglución y los vómitos. Estos se subdividen a su vez en otras áreas y se vinculan también a los subsistemas autónomos y al sistema nervioso periférico. El hipotálamo, situado justo encima del tronco encefálico, actúa como integrador de las funciones autonómicas, recibiendo información de regulación autonómica del sistema límbico[3].
Sistema nervioso entérico
El sistema nervioso autónomo (SNA), antes denominado sistema nervioso vegetativo, es una división del sistema nervioso periférico que abastece al músculo liso y a las glándulas, por lo que influye en la función de los órganos internos[1] El sistema nervioso autónomo es un sistema de control que actúa en gran medida de forma inconsciente y regula las funciones corporales, como el ritmo cardíaco, la digestión, la frecuencia respiratoria, la respuesta pupilar, la micción y la excitación sexual[2] Este sistema es el principal mecanismo de control de la respuesta de lucha o huida.
El sistema nervioso autónomo está regulado por reflejos integrados a través del tronco cerebral hasta la médula espinal y los órganos. Las funciones autónomas incluyen el control de la respiración, la regulación cardíaca (el centro de control cardíaco), la actividad vasomotora (el centro vasomotor) y ciertos actos reflejos como la tos, los estornudos, la deglución y los vómitos. Estos se subdividen a su vez en otras áreas y también están vinculados a los subsistemas autónomos y al sistema nervioso periférico. El hipotálamo, situado justo encima del tronco encefálico, actúa como integrador de las funciones autonómicas, recibiendo información de regulación autonómica del sistema límbico[3].