Sentimiento de culpa síntomas
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Cómo eliminar la culpa del toc
La creencia de que has hecho algo malo puede llevarte a ser extremadamente autocrítico, a castigarte por pensar de forma «inaceptable», como por ejemplo de forma sexual o violenta, o por causar un daño potencial a otras personas. También es posible que empieces a alejarte de los demás, ya que la culpa y la vergüenza son excesivas y te preocupa cómo te juzgarán si se enteran.
Si padeces el TOC y te sientes culpable por tus síntomas, es importante que entiendas que la gente querrá apoyarte y conectar contigo. Además, existe un tratamiento profesional que puede ayudarte a afrontar los síntomas y a lidiar con el impacto que tienen en tu salud y bienestar.
Si experimentas pensamientos relacionados con el daño, es posible que te sientas culpable en los momentos en que creas que has causado daño y destrucción a otra persona o ser. Algunos de los pensamientos obsesivos que pueden llevar a sentirse culpable son:
La mayoría de las personas experimentan pensamientos intrusivos de vez en cuando, pero son capaces de dejarlos pasar sin prestarles demasiada atención ni atribuirles ningún significado. Cuando se padece el TOC, se es incapaz de ignorar estos pensamientos y, en cambio, se obsesiona y se les atribuye un significado. Los pensamientos se tratan como si fueran hechos, lo que hace que sientas culpa, vergüenza y preocupación, como si realmente hubieras actuado sobre los pensamientos.
¿por qué están tan relacionados la vergüenza y el trauma?
La culpa puede ser legítima: puede que hayas cometido un error y te arrepientas de tus palabras o acciones, lo que hace que te sientas culpable. Sin embargo, hay veces en las que los sentimientos de culpa son injustificados: puede que hayas asumido la culpa por algo que no hiciste o por algo que hiciste que no era realmente malo.
La depresión, la baja autoestima, las autolesiones y las relaciones tensas son sólo algunos de los posibles resultados de vivir con culpa durante mucho tiempo. Para mantener una buena salud mental, es importante reconocer los sentimientos de culpa y trabajar para perdonarse a sí mismo.
Los signos de que la culpa te está agobiando pueden incluir el sentimiento de indignidad, estar paralizado por el pasado, tener asuntos sin resolver, luchar por perdonarte a ti mismo, actuar a la defensiva y distante, y sentir miedo de volver a intentarlo. Para vivir una vida plena, debes dejar de lado tus errores del pasado.
El primer paso: Comprobar la realidad. La comprobación de la realidad es un primer paso importante hacia el autoperdón. La culpa puede distorsionar tu percepción de ti mismo, tus situaciones y tu visión de los demás. Antes de poder eliminar esa culpa, debes determinar primero si tu culpa es válida. ¿Eres realmente responsable de lo que ha ocurrido? ¿Tiene sentido lógico que te sientas tan mal por la situación? Preguntas como éstas te ayudan a determinar si tiene sentido que te sientas culpable.
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La creencia de que has hecho algo malo puede llevarte a ser extremadamente autocrítico, a castigarte por pensar de forma «inaceptable», como por ejemplo de forma sexual o violenta, o por causar un daño potencial a otras personas. También es posible que empieces a alejarte de los demás, ya que la culpa y la vergüenza son excesivas y te preocupa cómo te juzgarán si se enteran.
Si padeces el TOC y te sientes culpable por tus síntomas, es importante que entiendas que la gente querrá apoyarte y conectar contigo. Además, existe un tratamiento profesional que puede ayudarte a afrontar los síntomas y a lidiar con el impacto que tienen en tu salud y bienestar.
Si experimentas pensamientos relacionados con el daño, es posible que te sientas culpable en los momentos en que creas que has causado daño y destrucción a otra persona o ser. Algunos de los pensamientos obsesivos que pueden llevar a sentirse culpable son:
La mayoría de las personas experimentan pensamientos intrusivos de vez en cuando, pero son capaces de dejarlos pasar sin prestarles demasiada atención ni atribuirles ningún significado. Cuando se padece el TOC, se es incapaz de ignorar estos pensamientos y, en cambio, se obsesiona y se les atribuye un significado. Los pensamientos se tratan como si fueran hechos, lo que hace que sientas culpa, vergüenza y preocupación, como si realmente hubieras actuado sobre los pensamientos.
El problema de la vergüenza
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La culpa es una emoción moral que se produce cuando una persona cree o se da cuenta -de forma precisa o no- de que ha comprometido sus propias normas de conducta o ha violado las normas morales universales y tiene una responsabilidad significativa por esa violación[1].
La culpa y sus causas, ventajas y desventajas asociadas son temas comunes en psicología y psiquiatría. Tanto en el lenguaje especializado como en el ordinario, la culpa es un estado afectivo en el que se experimenta un conflicto por haber hecho algo que se cree que no se debería haber hecho (o a la inversa, por no haber hecho algo que se cree que se debería haber hecho). Da lugar a un sentimiento que no desaparece fácilmente, impulsado por la «conciencia». Sigmund Freud lo describió como el resultado de una lucha entre el ego y el superego: la impronta de los padres. Freud rechazó el papel de Dios como castigador en tiempos de enfermedad o premiador en tiempos de bienestar. Al mismo tiempo que eliminaba una fuente de culpa de los pacientes, describía otra. Esta era la fuerza inconsciente dentro del individuo que contribuía a la enfermedad, Freud de hecho llegó a considerar «el obstáculo de un sentimiento inconsciente de culpa… como el más poderoso de todos los obstáculos para la recuperación»[3] Para su explicador posterior, Lacan, la culpa era la compañera inevitable del sujeto significante que reconocía la normalidad en la forma del orden Simbólico[4].