Que porcentaje del cerebro utilizamos
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¿utilizamos el 100% del cerebro?
Uno de los mitos cerebrales más persistentes y difundidos afirma que sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro. ¡Qué sorpresa, si pensamos en el 90% de nuestro potencial cerebral, que no utilizamos! Los usuarios de un foro de Internet intentaron explicar este fenómeno: «Seguro que no utilizamos todo nuestro cerebro», escribe uno de ellos, «porque entonces no podríamos aprender cosas nuevas, ya que toda la capacidad cerebral estaría ya utilizada». Otra persona, por el contrario piensa: «sólo utilizamos una parte de nuestro cerebro, el resto sirve de reserva. Perdemos continuamente células cerebrales. Es decir: A lo largo de nuestra vida las utilizamos todas». Aparte de estas explicaciones, el mito del 10% se utiliza en las campañas publicitarias. La mayoría de las veces se encuentra en relación con ciertos productos de la nueva era para ejercitar el cerebro, que prometen el acceso a enormes áreas cerebrales no utilizadas, pero los vendedores son los que más se benefician de estos productos.
Otras personas intentan ampliar su capacidad cerebral mediante diversos métodos. Así, se ha afirmado que: «En las técnicas de meditación tradicionales de Asia, los porcentajes restantes del cerebro se utilizan para ampliar la conciencia y como ejercicio espiritual». En consecuencia, podríamos aprender de los monjes zen y los yoguis a utilizar todo nuestro cerebro. Y para los que no se presten a la meditación, podrían adquirir una mayor capacidad cerebral de forma más sencilla: a través de drogas como el cannabis. Imagínense lo que se podría alcanzar mediante la ampliación del uso del cerebro: Transmisión del pensamiento, inteligencia extremadamente alta, así como telequinesis.
Capacidad cerebral
Puede que hayas oído que los seres humanos sólo utilizan el 10 por ciento de su capacidad cerebral, y que si pudieras liberar el resto de tu capacidad cerebral, podrías hacer mucho más. Podría convertirse en un supergenio o adquirir poderes psíquicos como la lectura de la mente y la telequinesis. Sin embargo, hay un poderoso conjunto de pruebas que desmienten el mito del 10%. Los científicos han demostrado sistemáticamente que los seres humanos utilizan todo su cerebro a lo largo del día.
A pesar de las pruebas, el mito del 10% ha inspirado muchas referencias en el imaginario cultural. Películas como «Limitless» y «Lucy» muestran a protagonistas que desarrollan poderes divinos gracias a fármacos que liberan el hasta entonces inaccesible 90% del cerebro. Un estudio de 2013 demostró que cerca del 65% de los estadounidenses creen en el tropo, y un estudio de 1998 mostró que un tercio de los estudiantes de psicología, que se centran en el funcionamiento del cerebro, cayeron en la trampa.
La neuropsicología estudia cómo la anatomía del cerebro afecta al comportamiento, las emociones y la cognición de las personas. A lo largo de los años, los científicos del cerebro han demostrado que diferentes partes del cerebro son responsables de funciones específicas, ya sea el reconocimiento de colores o la resolución de problemas. En contra del mito del 10 por ciento, los científicos han demostrado que todas las partes del cerebro son fundamentales para nuestro funcionamiento diario, gracias a técnicas de imagen cerebral como la tomografía por emisión de positrones y la resonancia magnética funcional.
Cómo utilizar el 100% de su cerebro
Todo. Todas las neuronas del cerebro están continuamente activas, aunque se disparen lentamente. Las neuronas que dejan de responder mueren. Aun así, mucha gente parece creer que sólo utilizamos una parte de nuestro cerebro. Es extraordinario que un mito así pueda persistir cuando ha sido refutado con tanta frecuencia.
Hay muchas historias sobre el origen de este mito: que los primeros electroencefalogramas sólo podían detectar un pequeño porcentaje de la actividad cerebral, o que los investigadores de principios del siglo XX sólo podían encontrar las funciones de un 10% del cerebro.
Otra posibilidad es que la especulación más sensata sea que sólo utilizamos una parte del potencial de nuestro cerebro. El potencial es difícil de medir o incluso de conceptualizar. ¿Qué podría hacer cada uno de nosotros si recibiéramos todos los estímulos, entrenamientos, superalimentos, etc.?
Qué porcentaje del cerebro utiliza un genio
Esta noción parece firmemente arraigada en la cultura popular a pesar de los muchos esfuerzos por desacreditarla (Hughes, Lyddy y Lamb, 2013). Fue la base de la película Lucy (2014), que representaba lo que supuestamente ocurriría si una persona utilizara realmente todo el 100% de su capacidad cerebral. Se ha utilizado para justificar la creencia en poderes psíquicos pseudocientíficos y es un supuesto tácito en muchos programas de autoayuda diseñados para «liberar» el potencial humano sin explotar.
Hughes, et al. (2013) descubrieron que esta idea errónea (en adelante denominada el Mito del 10%) es uno de los conceptos erróneos más prevalentes entre el público. Más preocupante es el hallazgo de Dekker et al. (2012) de que alrededor del 50% de los profesores de primaria y secundaria de diferentes culturas también respaldan el Mito del 10%.
Hay una plétora de artículos y vídeos que desmienten este mito tanto en los medios de comunicación populares como en los neurocientíficos. Además, los neurocientíficos disponen ahora de herramientas para crear imágenes y seguir la actividad de cerebros vivos y en funcionamiento. Las más conocidas son la PET (tomografía por emisión de positrones) y la fMRI (resonancia magnética funcional). Estas técnicas, que se han generalizado en los últimos 25 años, han revolucionado nuestra comprensión del funcionamiento del cerebro. En las exploraciones PET, se inyecta en el sujeto un trazador radiactivo biológicamente activo (en el caso del cerebro, suele ser una forma de glucosa). El cerebro metaboliza el trazador y, al hacerlo, emite positrones. Cuanto más activa sea la estructura cerebral, mayor será la emisión de positrones. Los sensores detectan los positrones a través de la radiación gamma y luego un ordenador puede construir una representación tridimensional de la actividad cerebral basada en las concentraciones del trazador.